Unos pensamientos fugaces...

Espero que este humilde blog contribuya a reflexionar, a crear, a sonreír... a pensar que existe un mundo mejor, lleno de armonía y felicidad, y que todos estamos ya en él...sólo necesitamos verlo...Bienvenidos!!

domingo, 29 de mayo de 2011

Reflexiones

Creo que es un vídeo que merece la pena ver....ahí os lo dejo.


jueves, 19 de mayo de 2011

La maestría de los estados de ánimo

                                                                  (imagen de google)
Hay muchas personas que no disfrutan de su presente, sino que siempre están pensando en lo que no tienen en ese momento....últimamente hablo mucho con los demás de cómo cuando estamos solos queremos tener pareja, y cómo cuando tenemos pareja anhelamos la independencia..Cuando no tenemos trabajo estamos deseando trabajar, y en cuanto nos viene trabajo, nos quejamos porque vivíamos mejor cuando estabamos parados... Creo que este tema es como todo en la vida: depende de cómo se mire.....
Y creo que lo primero que hay que mirar desde cualquier punto de vista, es que si no disfrutas de lo que tienes, acabará desapareciendo con el tiempo. Por ello hoy quiero dejaros un cuento que me gusta muchísimo de Osho, y que te hace dar vueltas a la cabeza y reflexionar acerca del presente....como siempre, espero que os guste.

El secreto del anillo:
    La cosa más básica que has de tener presente es que cuando te sientas bien, en un estado de éxtasis, no debes pensar que va a ser un estado permanente. Vive el momento tan alegremente como puedas, sabiendo muy bien que ha venido y se irá, como la brisa que entra en tu casa, con toda su fragancia y frescor, y sale por la otra puerta.
Esto es lo más fundamental, si piensas que puedes hacer que tus momentos de éxtasis sean permanentes, ya has empezado a destruirlos. Cuando vengan, agradécelos, cuando se vayan, siéntete agradecido a la existencia. Permanece abierto. Ocurrirá muchas veces; no enjuicies, no seas un elector. Permanece libre de elecciones.
Una antigua historia sufí cuenta.....
Un rey dijo a los sabios de la corte:
-Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total. Tiene que ser muy pequeño, de manera que quepa escondido debajo del diamante del anillo.
     Todos ellos eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total.... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que era casi como su padre; también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente había cuidado de él; por tanto, lo trataba como si fuera de su familia. El rey sentía un inmenso respeto por él.
El anciano dijo:
- No soy un sabio, un erudito, un académico; pero conozco el mensaje, porque sólo hay un mensaje. Y esa gente no te lo puede dar; sólo puede dártelo un místico, un hombre que haya alcanzado la realización.
      Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como regalo de agradecimiento por mis servidios, me dio este mensaje - y lo escribió en un papel, lo dobló y se lo dio al rey-
No lo leas, manténlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando nada haya salido como esperabas, cuando no encuentres salida a la situación.
 Y ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida, y sus enemigos le perseguían. Estaba solo y sus perseguidores eran numerosos. Y llegó a un lugar donde el camino se acababa. No había salida: del otro lado había un precipicio y un profundo valle.
Caer por él sería el fin. No podía volver, el enemigo le cerraba el camino y ya podía oír el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante, y no había ningún otro camino....
    De repente se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso. Simplemente decía: "Esto también pasará".
Mientras leía "esto también pasará", sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Y aquello pasó.
Todas las cosas pasan; nada permanece en este mundo. Los enemigos que le perseguían debieron de perderse en el bosque, debieron de haberse equivocado de camino; poco a poco dejó de oír el trote de los caballos.
El rey se sentía tremendamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, lo volvió a poner en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo. El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? - preguntó el rey-. Acabo de salir victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha- dijo el anciano-; esto es lo que me dijo el santo: el mensaje no es sólo para situaciones desesperadas, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientas victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "esto también pasará", y de repente, la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que se regocijaba, que celebraba, que bailaba.... pero el orgullo, el ego, habían desaparecido.
Todo pasa.

domingo, 8 de mayo de 2011

Un cuento sobre la superación personal

                                                            (imagen extraída de google)
Un campesino poseía algunos caballos para que le ayudaran en los trabajos de su pequeña hacienda.
Un día su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos más viejos había caído en un pozo abandonado.
El pozo era muy profundo y seria extremadamente difícil sacar el caballo de allí.
El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente y evaluó la situación, asegurándose de que el animal no se había lastimado.
Pero por la dificultad, el alto precio para sacarlo del fondo del pozo y la vejez del caballo,  creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate.
Tomo, entonces una difícil decisión: determino que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo.
Y así se hizo. Los empleados, comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del pozo para enterrar al caballo.
Pero a medida que la tierra caía sobre el animal, este la sacudía y se iba acumulando en el fondo.
Cuanta más tierra le tiraban, mas posibilidades tenia el caballo ir subiendo.
Los hombres se dieron cuenta de que el caballo no se dejaba enterrar, sino que, al contrario, estaba subiendo, hasta que, finalmente ...
Se tapo el pozo y el caballo ... consiguió salir !!!
Si estas "allá abajo", sintiéndote poco valorado, mientras los demás te tiran la tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el caballo de esta historia.
No aceptes la tierra que tiraron. Sacúdela y sube sobre ella.
Y así seguirás subiendo, subiendo y subiendo ...

El secreto del éxito y la felicidad no es una vida libre de penas, sufrimientos y pesares; si no el saber que hacer con ellos cuando golpean a nuestra puerta.

"No le pidamos a Dios cargas livianas de llevar, pidámosle hombros fuertes para llevar cualquier tipo de cargas."