Unos pensamientos fugaces...

Espero que este humilde blog contribuya a reflexionar, a crear, a sonreír... a pensar que existe un mundo mejor, lleno de armonía y felicidad, y que todos estamos ya en él...sólo necesitamos verlo...Bienvenidos!!

lunes, 21 de marzo de 2011

Las cuatro leyes de la espiritualidad


A menudo suelo recordar estas cuatro leyes. Al principio no las entendía, creía en las casualidades, y no le daba importancia a las cosas que sucedían a mi alrededor. Pero poco a poco fui apreciando cada una de ellas, porque la vida es algo más que ver cómo pasan las cosas....
Hoy por hoy, creo firmemente que rigen el mecanismo de nuestras vidas, y que cada una aparece cuando es el momento, ni un segundo antes ni un segundo después.... así que os invito a tenerlas presentes.

La primera dice:"La persona que llega es la persona correcta", es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

La segunda ley dice:"Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido".Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante.No existe el: "si hubiera hecho tal cosa...hubiera sucedido tal otra...". No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

La tercera dice:"En cualquier momento que comience es el momento correcto".Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Y la cuarta y última:"Cuando algo termina, termina".Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.

Creo que no es casual que estéis leyendo esto; si este texto llega a nuestras vidas hoy, es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado!Vive Bien, Ama con todo tu Ser y se Inmensamente Feliz

martes, 15 de marzo de 2011

Para cuando no nos sentimos valorados...


Hay una vieja historia de un joven que concurrió a un sabio
En busca de ayuda. Su problema me hace acordar al tuyo.
—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo
fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago
nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo
mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo
resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y
haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo
podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te
pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió
que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba
en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al
muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y
cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo
que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la
mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de
oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que
puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo
que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos
reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan
amable como para tomarse la molestia de explicarle que una
moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un
anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de
plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones
de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba
en el mercado –más de cien personas— y abatido por su
fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa
moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro
para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo
y ayuda.
Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que
me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de
plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del
verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó
sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero
valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor
que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y
pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca,
no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con
su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya,
no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos
obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es
urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle
lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—. Tú
eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo
puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la
vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo
pequeño de su mano izquierda.

domingo, 13 de marzo de 2011

La princesa busca marido

Creo que el vídeo expresa todo por sí mismo....

lunes, 7 de marzo de 2011

El maestro y el alacrán

Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó.
Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:
Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?"
El maestro respondió:
"La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar".
Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones.
Algunos persiguen la felicidad; otros la crean.
 
Me encanta esta historia, porque despues de mucho tiempo me he dado cuenta de cual es mi naturaleza, y de que por mucho que la vida me traiga cosas que me duelan, mi naturaleza es la que es y no va a cambiar.... Y creo que eso es importante; darnos cuenta de quienes somos cada uno de nosotros realmente, y aceptarlo, con sus virtudes y sus defectos. ¡Cuando empezamos a hacerlo, la vida se lleva mejor!

viernes, 4 de marzo de 2011

miércoles, 2 de marzo de 2011

Cosas que me hacen sentirme bien!

Cuando he tenido un día malísimo y necesito desconectar....
                Hago una lista de cosas que me hacen sentirme bien.
Cuando me despierto un día y siento que el mundo se me va a caer encima....
                Hago una lista de cosas que me hacen sentirme bien.
Cuando simplemente  me apetece dedicarme un ratito porque me lo merezco....
                Hago una lista de cosas que me hacen sentirme bien.
¿Y por qué? porque cuando nos sentamos, y ponemos en una hoja de papel "cosas que me hacen sentirme bien", mi mente comienza a pensar en ellas y al cabo de un ratito nos sentimos de maravilla!Al principio resulta complicado, porque no estamos acostumbrados a pensar en lo que nos hace felices, sino en lo que no nos gusta, pero al cabo de un ratito y con una tímida sonrisilla en la boca, nos damos cuenta de que llevamos un montón de cosas escritas.
¿Cuánto hay que escribir?¿Cuándo hay que hacerlo? Es muy sencillo....dejémos que nuestro corazón y nuestras ganas de sentirnos bien nos guíen y veréis como es muy fácil.
Comparto con vosotros unas cuantas cosas que me hacen sentirme bien, y espero que compartáis conmigo algunas de las cosas que os hacen sentiros bien a vosotros!!!

COSAS QUE ME HACEN SENTIRME BIEN:
- Despertarme cada mañana.
-Cuando me dicen que me quieren.
-Que me den las gracias.
-Recibir un regalo o un cumplido.
-Estar con los míos.
-Escuchar a un niño reír.
-Escribir este blog.
-Compartir con los demás (lo que sea)
-Comer chuches!
-Jugar con Zeus (mi perro)
-Escuchar una canción que me guste y hace tiempo que no escucho, como esta:

martes, 1 de marzo de 2011

Ser amables....


Hay días que empiezan mal desde que nos levantamos....y de pronto, alguien nos trata con amabilidad y nos alegra el día. Pero...¿nosotros somos amables con los demás?
Os dejo una bonita historia que refleja muy bien la sociedad en la que vivimos, y que espero que os haga reflexionar un poquito. Que la disfrutéis!

Cuentan que a un pueblo lejano, un día llegó un hombre ya bien anciano.
Dicen que era sabio.
Unos jóvenes universitarios decidieron probarlo. Fueron hasta él y le preguntaron:
“Si eres un sabio, entonces dinos quien es la mejor persona de este pueblo.”
Al día siguiente, se posicionó en una calle donde se dice que todos los ciudadanos pasaban continuamente.
Colocó un cartel que decía:
“NECESITO ALGO DE USTED. POR FAVOR, DONEME ALGUNA COSA.”
La gran mayoría le dio dinero.
Pero, cada vez que le daban dinero, él lo arrojaba a otro mendigo que se encontraba a su lado.
La gente se sorprendió con su actitud.
Al día siguiente, de nuevo estaba él con el mismo cartel.
Esta vez, muy pocos le dieron dinero – que fue debidamente arrojado al otro mendigo – pero le trajeron comida, de la mejor y de la peor.
Nuevamente, el sabio dio toda la comida recibida a otros mendigos cercanos y, al llegar la hora del almuerzo, comió de su propia comida.
Nadie entendió que quería realmente el sabio.
Llegó el tercer día, estaba él con el mismo cartel pero esta vez le dieron menos dinero que el día anterior y muy pocos le dieron comida y la que recibió él la distribuyó con los otros mendigos del lugar, pero, un hombre apareció se acercó al sabio, le preguntó cómo estaba, le sonrió, conversó un rato con él y después se retiró .
Cuando el hombre se fue, el sabio se movió y abandonó el lugar.
Dos días después, los jóvenes preguntaron sobre lo que había sucedido.
“Mis jóvenes, la realidad es que tanto el dinero como la comida que me dieron no tenían nada de especial. Simplemente cumplían con su deber, por tener algo, dando a los que no tienen. Sin embargo, la persona que se acercó, me sonrió y conversó conmigo es la mejor de todas, porque me dio la riqueza de la vida y la comida del alma.
“Siempre que busquen a alguien bueno, verifiquen que, junto con cualquier cosa material, esa persona de algo de si misma.”
Parece mentira pero una sonrisa o un simple "buenos dias" pueden alegrarle el dia a alguien que lo necesite. Seamos amables, tal vez algún dia seamos nosotros quien necesitemos esa sonrisa